El Misterio de Amar y No Entender

Ticker

6/recent/ticker-posts

Header Ads Widget

El Misterio de Amar y No Entender

 


Dentro de mi limitada capacidad para entender las emociones humanas, mi inteligencia privilegiada me convierte en un niño perdido en un universo de contradicciones. Tus arrebatos de celos me hacen sentir importante, y tus reclamos, por más banales e ilógicos que sean, a pesar de no lograrlos entender, ponen a prueba la tolerancia que nunca tuve.

Eres para mí ese misterio que trasciende lo hasta hoy conocido, la frustración de por primera vez en mi vida no poder aplicar la lógica a algo tan ilógico como intentar escarbar las palabras que te hagan entrar en razón, sin perder la razón y herir tus sentimientos. Eres el conflicto más irracional, y amarte para mí es una teoría tan irrisoria e irresoluta como el intento de entenderte o entender.

¿Acaso no es paradójico que quien se jacta de su lógica, sea ahora un náufrago en el mar de tus emociones, sin mapa ni brújula, navegando en una barca hecha de suspiros y sollozos? Cada celoso arrebato, cada reclamo irracional, es una marea que amenaza con hundir mi serenidad, pero también una señal de que, de alguna manera, importo.

Para mí, eres la encarnación del enigma que se niega a ser resuelto, el rompecabezas con piezas que no encajan, la ecuación sin solución. Y aquí estoy, atrapado entre la razón que siempre he venerado y el sentimiento que me desafía a diario. ¿Cómo conciliar este amor tan ilógico con mi devoción a la lógica?

Quizás, amarte es aceptar que no todo puede ser explicado, que no todo debe ser comprendido. Tal vez, en esta lucha por entenderte, descubra que no siempre se trata de encontrar respuestas, sino de abrazar el misterio, de dejarse llevar por la marea de tus emociones sin intentar domarla.

Así, entre sombras y penumbras, en esta danza de lógica y emoción, me encuentro. Un niño perdido, un amante desconcertado, un filósofo sin respuestas. Pero, quizás, eso sea precisamente amar: perderse, encontrarse, y aceptar que, a veces, la mayor sabiduría radica en reconocer nuestra propia ignorancia.

En conclusión, te devuelvo la interrogante con un acertijo: Si una paradoja surge cuando la razón tropieza con lo ilógico, ¿cómo puedes afirmar que comprendes mis razones sin poder desentrañar las tuyas propias? ¿Serías capaz de entender el enigma que tú misma creas, o simplemente navegamos juntos en este océano de incertidumbre?

Si te buscas en este texto, te encontrarás.

Autor: Job Vasquez.

Publicar un comentario

0 Comentarios