¡Dame un break! En serio, en serio, hay que dejar de darle tantas vueltas al mismo tornillo. ¿Cuántas veces hemos visto a alguien que se toma la vida como si estuviera en una novela trágica de Shakespeare? ¡Ya basta de esa tontería! La vida no es una telenovela donde tienes que llorar cada vez que alguien te hace un feo o cuando el Wi-Fi no funciona. Es hora de reírnos un poco de nosotros mismos y de tomar las cosas con un poco más de humor.
Primero, la vida es demasiado corta para gastar tiempo siendo frágil. ¿Te has dado cuenta de lo que hace la gente frágil? Se queja por todo, se encierra en su burbuja de cristal, y espera que el mundo se adapte a sus delicados sentimientos. ¡Por favor! La fragilidad es el camino directo al club de los amargados y resentidos. ¿Recuerdas aquel vecino que se pone como loco cuando el camión de la basura pasa a las 7 de la mañana en lugar de a las 6? ¡No es el fin del mundo! ¡Es solo una hora más de ruido! Si estás esperando que todos se alineen a tus expectativas, mejor empieza a prepararte para una vida llena de decepciones. ¡Despierta! La vida es como un partido de béisbol, a veces te lanzan curvas y otras veces pelotas rápidas, pero lo importante es que tienes que estar listo para batear.
Y ahora, hablemos de la importancia de aprender a ser fuerte. La vida es demasiado larga para no aprender a ser fuerte. Pero no confundas ser fuerte con ser un roble indestructible. No, no, no. Ser fuerte es saber reírte cuando te caes en público y pretender que fue parte de tu rutina de baile. Es entender que, a veces, la mejor forma de afrontar los problemas es con una buena carcajada y una actitud desafiante.
¿Recuerdas aquella vez que el jefe te gritó por algo que ni siquiera era tu culpa? Claro, te dolió, pero ¿qué tal si, en vez de tomártelo como un golpe mortal, hubieras hecho una broma al respecto en el almuerzo? La capacidad de reírte de ti mismo es el verdadero superpoder. Es el secreto para sobrevivir a las montañas rusas emocionales que nos da la vida. No te conviertas en el tipo que se encierra en su burbuja de autocompasión. Sal, ríe, haz chistes sobre tus propios errores y sigue adelante.
En República Dominicana, no faltan situaciones que nos enseñan a no tomarnos las cosas demasiado en serio. ¿Te acuerdas del famoso "qué maldito calor" que decimos cada vez que el sol parece querer cocinarnos? O cuando el transporte público se convierte en un festival de empujones y todo el mundo se toma con calma. Si algo aprendemos de nuestra idiosincrasia es que la vida continúa, y no podemos dejar que cada pequeño inconveniente nos saque de quicio.
Recuerda, cuando te tomas la vida demasiado en serio, lo único que logras es acumular arrugas prematuras y una cara que parece que se ha peleado con una almohada llena de clavos. Así que, si quieres una vida plena, comienza a aprender a relajarte, a reírte de ti mismo, y a recordar que la vida es una comedia que todos estamos interpretando, ¡aunque algunos se lo tomen como un drama!
Así que, la próxima vez que te encuentres en una situación que parece el fin del mundo, respira hondo, sonríe, y piensa: "Esto también pasará". La vida es demasiado corta para ser un drama y demasiado larga para no ser fuerte. Así que, ¡dale con todo y sigue bailando en medio del caos!
Saludos, Job Vasquez.
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