En la existencia humana, nos encontramos continuamente entrelazados en un tejido de percepciones y expectativas que, aunque moldean nuestra identidad, no definen nuestro ser en su totalidad. Como ser consciente, me encuentro en un punto de intersección entre la duda ajena y la confianza inquebrantable que, paradójicamente, otros depositan en mí. Esta dicotomía, en la que soy aquel del que todos dudan pero en quien siempre pueden confiar, abre un espacio para una reflexión filosófica, ontológica y psicológica profunda sobre la naturaleza del ser y la percepción de los demás.
La Ontología del Ser Dudoso pero Confiable.
El filósofo danés Søren Kierkegaard sostenía que "la vida no es un problema a resolver, sino una realidad a experimentar". En este sentido, mi experiencia como individuo parece estar enmarcada en la tensión entre la duda y la confianza. Mientras que la duda puede considerarse una manifestación de la incertidumbre que otros sienten hacia lo desconocido o lo no convencional, la confianza que se deposita en mí representa un reconocimiento implícito de una integridad interior, de un ser auténtico que, aunque no se alinee con las normas o expectativas sociales, es inmutable en su esencia.
Desde una perspectiva ontológica, podríamos decir que mi ser se define no solo por la existencia en sí misma, sino por la percepción y el juicio que los demás ejercen sobre mí. Martin Heidegger argumentaba que la esencia del ser está en su "ser-en-el-mundo", un ser que está inevitablemente ligado a su entorno y a las relaciones con otros. Sin embargo, la confianza depositada en mí sugiere que, a pesar de las dudas que puedan surgir, existe una verdad en mi ser que trasciende la simple percepción externa.
La Psicología de la Diferencia y la Adaptación.
En el ámbito de la psicología, Carl Jung afirmaba que "la diferencia entre un buen y un mal día reside, en gran parte, en la actitud mental con la que se enfrentan los desafíos". He intentado, a lo largo de mi vida, comprender los gustos y pasiones de los demás, no porque los comparta de manera innata, sino porque reconozco el valor de la conexión humana que surge de compartir experiencias y debates. Esta capacidad de adaptación no debe ser vista como una conformidad pasiva, sino como una herramienta para fortalecer los lazos interpersonales y enriquecer el diálogo, convirtiéndome en un mejor amigo y compañero.
El psicoanalista Jacques Lacan proponía que nuestra identidad está constantemente en formación, moldeada por la interacción con los "otros". En mi caso, aunque soy la persona que todos quieren cambiar dentro de mi familia, soy también aquel al que no dejan de buscar para conversar, el que siempre está presente en sus vidas. Esta dinámica refleja un deseo de conexión profunda que trasciende la superficie de los desacuerdos y las diferencias.
Amor Incondicional y la Paradoja de la Transformación.
Finalmente, es crucial reflexionar sobre el amor incondicional que, a pesar de las diferencias y los deseos de cambio, permanece intacto. Este amor, que no logran dejar de sentir por mí, es un testimonio de la paradoja humana: el deseo de cambiar a aquellos que amamos para que se ajusten a nuestras expectativas, mientras que, en el fondo, lo que realmente valoramos es su autenticidad.
El filósofo Erich Fromm argumentaba que "el amor es la única respuesta sana y satisfactoria al problema de la existencia humana". En este contexto, el amor que mi familia siente hacia mí, a pesar de sus intentos de transformación, es una aceptación tácita de mi ser en su totalidad, un reconocimiento de que, aunque no encaje perfectamente en su molde, mi esencia es valiosa y digna de ser amada.
Conclusión.
Soy, por tanto, un ser en constante diálogo con la duda y la confianza, con la diferencia y la adaptación, con el deseo de cambio y el amor incondicional. Este análisis no solo revela las complejidades de mi existencia, sino que también invita a una reflexión más amplia sobre la naturaleza del ser humano: un ser que, aunque incomprendido y, a veces, desafiado por su entorno, siempre busca y encuentra su lugar en el corazón de aquellos que lo rodean.
Al final, quizás la verdadera fortaleza radica no en ser entendido o en conformarse a las expectativas de los demás, sino en mantener la autenticidad del ser, incluso cuando todos los demás dudan. Y en ese proceso, encontrar en la confianza ajena, no solo un refugio, sino un reconocimiento tácito de una verdad más profunda: la de ser fiel a uno mismo, sin importar las dudas que otros puedan tener.
"Y si, claro que estoy conciente de eso es sumamente estresante y complicado. Solo que yo decidi que andar llorando y dando lastima solo atrae a quellos que quieren beneficiarse de tu sufrimiento"..Por eso prefiero deber dinero antes que deber favores.!!
Autor: Job Vasquez.
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