Disculpa mi falta de atención, pero hasta hace unos minutos estaba disfrutando de una tertulia filosófica de altísimo calibre. Era de esas reuniones donde se debate el sentido de la vida mientras alguien abre una cerveza con los dientes y otro habla de conspiraciones alienígenas. En este sagrado espacio, la sabiduría fluye como agua de coco en un colmado. Filosofía simplista, irracional, creacionista, y llena de supersticiones—¡todo un combo de ideas desarticuladas que alguna vez escuchaste en un Uber!
Ah, pero lo mejor de todo es que era la típica charla donde no importa si tienes título de Harvard o si aprendiste a sumar con los dedos; en la gran tertulia del barrio, todos estamos al mismo nivel. Porque en este país, cuando te sientas a filosofar con una fría en la mano, lo que en verdad importa es lo que le llaman "la ley del barrio", mejor conocida como LA MAI DE PLAY.
Pero irónicamente, lo que hace posible esta mezcla única de lo absurdo con lo sublime es algo que bien se podría comparar con una ruleta rusa. No, no me refiero a las apuestas clandestinas que se arman con cartas sucias en las esquinas. Me refiero a ese arte de fumar lo que en otros lugares llamarían "ilegales", pero aquí, entre risas y mala ortografía, lo conocemos como "prender un bate". Y claro, como en toda buena ruleta rusa, prender el bate implica una dinámica parecida: un par de caladas profundas y ya tu cerebro empieza a desvanecerse en una nebulosa mental tan espesa que se te olvida en qué año vives. El sueño se convierte en realidad, el cuerpo en una extensión del sofá, y la luz—bueno, la luz se te va, literal y metafóricamente. Porque aquí, ni la electricidad se salva del efecto.
La relación entre "prender un bate" y una buena tertulia es casi tan orgánica como la de Pacheco, ese raro espécimen que alguna vez violó una de las pocas leyes no escritas del dominicano: el respeto a la conversación sin sentido, sin límites, y sin complejos. ¡Imagínate, atreverse a interrumpir la ley soberana de la Mai de Play con comentarios coherentes y juicios sensatos! Un verdadero sacrilegio.
Pero volvamos a lo químico, lo místico, y lo inevitablemente dominicano: esa reacción de combustión, calor, y oxígeno que alimenta tanto los bates como las mentes desprovistas de lógica en esta reunión de genios callejeros. Es una alquimia tan confusa y surrealista que hasta el agua tiembla ante la claridad de lo que ocurre. Porque si algo hemos aprendido en este país, es que entre el bate, la tertulia, y la ley de la Mai de Play, se puede sobrevivir sin gobierno, sin electricidad, y hasta sin lógica.
Lo que nunca cambia es el ciclo infinito del bate prendido y la luz apagada, porque, ya sabes, en República Dominicana, donde se prende el bate... siempre se va la luz.
Y en este caso, el tema de la próxima reunión ya está definido: el novio popi de la amiga más mala, fiel y chapiadora grande liga, con pila de prendas y siempre en carro caro. Porque hay que decirlo, toditos en el coro alguna vez hemos mangao gratis ahí en algún punto de nuestra juventud y adolescencia. Uffff... esa es cuero de nacimiento. ¡Esa es más mala que darle golpe a tu mamá! Pero, al final del día, siempre aparece a la hora que sea cuando nos juntamos en la esquina, el coro VIP.
Y como siempre, la misma historia se repite: los que compran, compran basura, y los conservadores que "supuestamente" solo fuman cuando nos juntamos nunca compran nada. Así que, como de costumbre, me cae a mí el compromiso de ofrecerles una experiencia más refinada, con notas intensas y sabores diferentes.
Dicho esto, cuando vimos que el panita nuevo le dio a la primera basura y lo noqueó en tiempo récord, uno de los panas más coherentes del grupo le soltó: "Manito, a eso que el tiene en la mano, ni se te ocurra ponerle la boca". Yo también se lo advertí, pero ya tú sabes, quiso hacerse el fuerte. Y ahí fue cuando la vieja soltó, bien relax: "Deja ese mamagüevo, que si le da un BALTRI!!!, yo llamo al 911."
Al final, el ciclo sigue: la tertulia se enciende con las historias de siempre, la luz se va, el bate se prende... y el coro sigue siendo VIP.
Ah, y por cierto, mi amor… ya que llegué tarde y no te cogí el teléfono, pa’ enfríame, te traje una pechuga a la plancha con ensalada, pa' que no rompas la dieta. Y si te interesa, dime si quieres que te deje la mitad del chimi. DAME UN BESITO...!!!!
Autor: Job Vasquez.
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