El verdadero poder no se encuentra en lo que otros deciden por ti, sino en lo que tú decides con cada acción cotidiana; la economía y la política cambian cuando el pueblo toma el control.
Por Job Vasquez.
En la República Dominicana, la mayoría de las veces el pueblo se siente relegado a un papel secundario, como si las decisiones importantes estuvieran fuera de su alcance, como si su voz fuera solo un susurro en el vasto eco de la política y la economía del país. Pero lo que muchos no saben es que, a través de algo tan simple como una compra, el pueblo tiene el poder de reescribir las reglas del juego. El consumo, esa acción cotidiana que parece tan trivial, es en realidad una herramienta poderosa, un voto silencioso con el que cada dominicano puede, de forma individual y colectiva, redirigir los destinos económicos y políticos de la nación. Este artículo revela el verdadero poder de las decisiones económicas del pueblo y cómo, al cambiar el rumbo del dinero, el pueblo puede reclamar su lugar en el centro del poder, demostrando que, cuando decide unirse en pro de lo local, su influencia es innegable.
¿Por qué tu compra tiene poder?
Cuando compras en un supermercado gigante o en una tienda controlada por grandes corporaciones, tu dinero no se queda en el país. Va directo a los bolsillos de grandes familias empresariales que controlan los destinos del país. Algunas de las cadenas más poderosas en la República Dominicana son La Sirena, Jumbo, Bravo, Okey, y Mercalé. Los accionistas de estas cadenas incluyen a familias como los Fanjul, Pichardo, Herrera, Bonetti, y Ariza, entre otras, quienes no solo manejan los negocios más grandes, sino que también tienen una fuerte influencia en las decisiones políticas que afectan la vida diaria de los dominicanos.
¿Qué pasa si compras en tu colmado o mini-market?
Cuando decides ir a un pequeño negocio, el dinero que gastas no se va al extranjero ni a unas pocas manos poderosas. Se queda en la comunidad. Ese dinero va a las personas que viven aquí, a los productores locales, a los pequeños empresarios. Esos mismos empresarios usan ese dinero para mejorar su negocio, pagarle a sus empleados, y ayudar a que su gente pueda vivir mejor. Es un círculo que empieza contigo.¿Qué impacto tiene esto en la economía del país?
Si todos los dominicanos comenzamos a comprar productos nacionales, los grandes monopolios perderían poder. No solo los supermercados, sino también las grandes marcas que traen productos de fuera. Eso afectaría directamente a las familias empresariales que controlan gran parte de la economía del país, y cuya influencia no se limita solo al mercado, sino también a la política. Por ejemplo, los Fanjul son conocidos por su influencia en el sector azucarero, y han sido claves en el financiamiento de campañas políticas, lo que les da un poder enorme para influir en la legislación. El poder de las grandes familias empresariales está fuertemente ligado a los intereses políticos, y los consumidores tienen la capacidad de cambiar el flujo de dinero para que se quede en las manos de quienes realmente lo necesitan: el pueblo.
El impacto político: tu opinión sí importa.
Te has sentido alguna vez ignorado por los políticos? Como si tu voto no sirviera para nada o como si no tuvieras poder sobre lo que pasa en tu país. Bueno, la buena noticia es que hay algo que sí puedes controlar: el consumo. Cuando la clase media y baja decide dónde gastar, está enviando un mensaje claro: "Si no me escuchas, no me importa". Y eso, en economía, es muy poderoso. Los políticos y los empresarios tienen que entender que si no están trabajando para el pueblo, el pueblo puede dejar de consumir sus productos y servicios. Tu dinero, aunque sea un centavo, se convierte en una forma de protesta silenciosa, pero efectiva.
¿Qué beneficios trae para el dominicano de a pie?
El beneficio directo es que, al apoyar a los negocios locales, se está creando un sistema económico más justo. En vez de que unos pocos se queden con todo, se reparte la riqueza entre más gente. Si todos empezamos a comprar productos locales, los pequeños comerciantes pueden contratar más personas, los agricultores pueden vender más y hasta pueden mejorar la calidad de sus productos. Esto significa más empleos, más ingresos para las familias, y una economía más sólida. Y lo mejor de todo: cuando el pueblo crece, todos crecen.
El poder del pueblo: un centavo a la vez
El pueblo dominicano tiene un poder enorme en sus manos, y todo empieza con lo que deciden comprar. Si el dinero se mueve de un lado a otro, y sale de las manos de los grandes empresarios, los poderosos empezarán a preocuparse. Cada peso que gastes en un negocio local es un voto a favor del cambio. Es como un pequeño empujón hacia un sistema económico más justo. Así que la próxima vez que decidas en dónde gastar tu dinero, piensa que tu centavo tiene el poder de cambiar las cosas.
Conclusión:
La soberanía y la economía residen en el pueblo. Las decisiones correctas, por pequeñas que sean, de un pueblo consciente, impactan el núcleo mismo del poder. Cada compra es una oportunidad de manifestar nuestra voluntad, de desatar el verdadero poder que tenemos como sociedad. El futuro económico y político de la República Dominicana no está en manos de los grandes conglomerados ni de las familias que controlan los destinos del país; está en las manos de su gente, de cada dominicano que decide dónde invertir su dinero y cómo contribuir al bienestar de su comunidad. Es hora de que el pueblo entienda que su dinero tiene un poder inmenso y puede transformar la realidad a través de decisiones simples, pero decisivas.
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